Áreas de aplicación de la Inteligencia Emocional:
Goleman define el
término inteligencia emocional como la capacidad humana de sentir, entender,
controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás; no es
ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas. Afirma que, se puede
observar la poca influencia del intelecto para conseguir el éxito (20%) dejando
un 80% a otro tipo de variables como por ejemplo la IE. De este modo,
controlando la angustia, la empatía, el empeño frente a la frustración o la
confianza, se puede alcanzar unos niveles de éxito óptimo.
Londoño explica que la
inteligencia emocional se relaciona con la capacidad de reconocer los propios
sentimientos, los sentimientos de los demás y la motivación para conducir las
relaciones con nosotros mismos y con los demás adecuadamente. La inteligencia
intrapersonal es el conjunto de capacidades que permiten formar un modelo
preciso y verídico de sí mismo; y la inteligencia interpersonal es la capacidad
de atender a otras personas, interactuar con ellas y establecer empatía. Éstas
en conjunto, conforman la inteligencia emocional y juntas determinan la
capacidad de dirigir la vida de manera satisfactoria. La emoción y el intelecto
son dos mitades de un todo. El coeficiente intelectual y el coeficiente emocional,
son dos recursos necesarios ya que el uno sin el otro es incompleto e ineficaz.
En esta no hay diferencias entre los sexos, no es genética, tampoco se
desarrolla solo en la infancia como sucede con el coeficiente intelectual que pasada
la adolescencia cambia muy poco, esta no parece innata, se puede aprender y
continúa desarrollándose a medida que se avanza por la vida y se aprende de la
experiencia.
Greaves y Bradberry,
afirman que la inteligencia o coeficiente intelectual, la personalidad y la
inteligencia emocional son cualidades que todos los seres poseen. En conjunto,
ellas determinan la manera de pensar y actuar. Es imposible predecir una sin la
otra. De las tres, la inteligencia emocional es la única cualidad que es
flexible y dispuesta al cambio. El camino físico de la inteligencia emocional
comienza en el cerebro, en la medula espinal. Las sensaciones primarias entran
por allí y viajan hasta la parte frontal del cerebro antes de que se pueda
pensar racionalmente en la experiencia vivida. Pero primero pasan por el
sistema liminal, lugar donde se experimentan las emociones. La inteligencia
emocional requiere una comunicación efectiva entre el centro racional y el
centro emocional del cerebro. En el momento en que estas tres dimensiones se
miden en un solo individuo, se determina que cada una cubre un campo único que
ayuda a explicar porque una persona es como es, una sola no es suficiente para
lograr los resultados deseados.
La inteligencia emocional tiende a agruparse en dos competencias; la
competencia personal que se refiere al resultado de las habilidades de
conciencia de sí mismo y autocontrol, capacidad para ser consciente de los
propios sentimientos, manejar el comportamiento y las tendencias y la
competencia social que se refiere al resultado de las habilidades de conciencia
social y manejo de las relaciones, capacidad para entender el comportamiento, motivaciones
de los demás y el manejo de las relaciones con ellos.
Diversos ámbitos de análisis
- Inteligencia emocional en el ámbito de
los niños.
La utilización
de la IE en distintos ámbitos, da lugar a hablar de su importancia para educar
a los niños. Por norma general, los niños presentan un intento repetitivo para
conseguir el éxito, con un gran empeño para lograr sus metas. Hoy en día, se
cree que, muchos problemas de la infancia pueden explicarse por los cambios
sociales, en este caso, las emociones pueden tratar de solucionarlos.
Diferentes estudios (Shapiro 1997) organizan la manera de educar a los niños en
tres formas distintas: De forma autoritaria donde los padres tienden a
desalentar a los niños a expresar sus opiniones y sentimientos; de forma
permisiva caracterizada por aceptar las ideas del niño pero sin poner metas muy
claras a sus hijos ni límites ante sus acciones; y de una forma autorizada
donde se logra equilibrar límites claros con un ambiente estimulante en el hogar.
- Inteligencia emocional en el área educativa.
Jiménez Morales
y López Zafra relacionan la IE con el ajuste socio-escolar del alumnado,
especialmente en lo referente al rendimiento escolar y a la aparición de estrés
o ansiedad. La realización de programas centrados en habilidades de la
inteligencia emocional se percibe en la actualidad como necesarios para el
crecimiento personal, y como ayuda para la preparación al mundo laboral. Cada
vez se defiende con mayor ímpetu que la inteligencia en el ámbito académico no
es suficiente y se le da una mayor importancia a todo lo que mueve y motiva a
las personas, es decir todos los aspectos emocionales y sociales. Estos
aspectos deben ser tratados tanto por la familia como por la escuela para
aumentar las expectativas de éxito en el futuro.
En épocas
anteriores no hacían especial atención a los sentimientos y las emociones,
centrándose más en el control de los alumnos y alumnas, actualmente los
educadores deben intentar conseguir que el alumnado consiga sentir inteligentemente,
siendo conveniente la práctica de habilidades emocionales dentro del aula y el
entrenamiento para, con el tiempo, ir tratando de educar la IE.
Es importante
que el docente no vea las emociones de forma individual sino que trate de crear
un clima emocional adecuado en el colegio para recibir, interiorizar y controlar
las emociones de los alumnos.
Berrocal y
Aranda (2008) postulan que se puede apreciar que los centros educativos y el
profesorado tienen cada vez una mayor consideración a los aspectos emocionales
dentro del aula para conseguir un mayor rendimiento del alumnado y un clima
óptimo.
Para conseguir
estos cambios de forma sostenible, los padres deben ser en el hogar el espejo
en el que se reflejen los comportamientos positivos aprendidos por el niño y su
responsabilidad moral será fundamental en la generación de sus virtudes
positivas y habilidades emocionales.
- Inteligencia emocional y en el centro
de trabajo
La inteligencia
emocional es el factor más importante que puede servir de indicador de éxito en
las relaciones de trabajo, no por eso se deja de mencionar otras áreas como las
habilidades técnicas, los conocimientos, las capacidades mentales y físicas, el
aspecto físico y el interés por un campo determinado de trabajo, las
aspiraciones y las metas profesionales, hasta las circunstancias que
obstaculizan el rendimiento.
Soto (2001),
explica que manejar una situación emocional en el lugar de trabajo, requiere
las capacidades necesarias para resolver los problemas al establecer
entendimiento y confianza, saber escuchar y ser capaz de persuadir con una
recomendación, poseer ciertas facultades como el conocimiento de sí mismo, la
posibilidad de ver las cosas con perspectiva y cierto porte para ser la persona
en que todos los presentes van a confiar. No basta tener un alto nivel
académico, la capacidad de saber relacionarse, de hacerse escuchar si se
requiere y de sentirse a gusto consigo mismo, ese es el tipo de facultades que
constituyen la diferencia crucial de las personas con sano equilibrio
emocional.
Cherniss y
Goleman (2005) mencionan que la inteligencia emocional influye en la eficacia
organizativa en varias áreas; contratación y conservación del empleado,
desarrollo del talento, trabajo en equipo, compromiso, estado de ánimo y salud
del empleado, innovación, productividad, eficacia, ventas, ingresos, calidad de
servicios, clientela fiel y cliente o estudiante resultante, todos los
anteriores vitales para el desempeño y mantenimiento de una empresa u organización,
además las relaciones ayudan a mejorar la inteligencia emocional individual y
grupal para así mejorar la eficacia organizativa a través del liderazgo, clima
y cultura organizativa apoyada de las políticas bien estructuradas de recursos
humanos.
Una aptitud
emocional es una capacidad aprendida basada en la inteligencia emocional, que
origina un desempeño laboral sobresaliente. Las aptitudes emocionales se clasifican
en dos grandes grupos:
- El
primero es la aptitud personal, que son las que determinan el dominio de uno
mismo, comprenden las siguientes aptitudes; autoconocimiento, que consiste en
conocer los propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones, se
enfoca en etiquetar los sentimientos mientras éstos ocurren, comprende tres
aptitudes emocionales; conciencia emocional, autoevaluación precisa; y
confianza en sí mismo. La autorregulación, se enfoca en manejar los propios
estados internos, impulsos y recursos, está formada por cinco aptitudes
emocionales; autodominio, confiabilidad, escrupulosidad, adaptabilidad e
innovación y por último la motivación que son las tendencias emocionales que guían
o facilitan la obtención de las metas, se compone de cuatro aptitudes
emocionales; afán de triunfo, compromiso, iniciativa y optimismo.
- La
segunda es la aptitud social, que son las que determinan el manejo de las
relaciones y comprende las siguientes aptitudes; la empatía, la capacidad de
captar de sentimientos, necesidades e intereses, comprende cinco aptitudes
emocionales; comprender a los demás, ayudar a los demás a desarrollarse,
orientación hacia el servicio, aprovechar la diversidad, conciencia política y
las habilidades sociales, encargadas de inducir en los otros las respuestas
deseadas, comprenden ocho aptitudes emocionales; influencia, comunicación,
escuchar abiertamente y trasmitir mensajes convincentes, manejo de conflictos,
liderazgo, catalizador de cambios, establecer vínculos, colaboración y
cooperación, habilidades de equipo.
La inteligencia
emocional no implica estar siempre contento o evitar las perturbaciones, sino
mantener el equilibrio, saber atravesar los malos momentos que nos depara la
vida, reconocer y aceptar los propios sentimientos y salir airoso de esas
situaciones sin dañarse ni dañar a los demás. No se trata de borrar las
pasiones, sino de administrarlas con inteligencia.
- La inteligencia emocional en el área
clínica y de la salud.
Es amplia la
influencia que tienen las emociones en la salud humana. Las emociones positivas
previenen enfermedades, o una vez que éstas se han manifestado, contribuyen a
su curación, y las emociones negativas ayudan a contraer enfermedades.
Los datos
clínicos a nivel mundial confirman los beneficios médicos de los sentimientos
positivos y el poder curativo del apoyo emocional proporcionado por las
personas que rodean a un paciente, desde los familiares más íntimos hasta los
profesionales que trabajan en el área de la salud y tienen contacto con él.
Según los
profesionales de la salud, el descuido por la realidad emocional de la
enfermedad deja de lado un conjunto creciente de pruebas que demuestran que los
estados emocionales de las personas pueden jugar a veces un papel significativo
en su vulnerabilidad ante la enfermedad y en el curso de su recuperación, pero
los cuidados médicos modernos a menudo carecen de inteligencia emocional.
Para el
paciente, cualquier encuentro con una enfermera o un médico puede ser la oportunidad para obtener
información, consuelo y tranquilidad; y, si no se maneja adecuadamente, una invitación a la
desesperación. Pero con demasiada frecuencia, quienes se ocupan de los cuidados
médicos actúan con precipitación o
son indiferentes a la aflicción del paciente.
En ese sentido,
y refiriéndose a los mecanismos de respuesta conductuales, los Dres. Bonet y Luchina, señalan:
‘Pensamos que la respuesta de un individuo no se da en el vacío. Está
organizada en función de la situación dada, del contexto social, cultural, psicológico y biológico del individuo.
En la respuesta están involucradas las características del estímulo, la codificación simbólica y cognitiva que
determina las emociones del individuo, sus posibilidades fácticas y
sociales, y el estado de funcionamiento de sus órganos y sistemas.
- La inteligencia emocional y sus
consecuencias biológicas.
Goleman (1998),
menciona que mientras la inteligencia emocional determina la capacidad para
aprender los rudimentos del autocontrol y similares, la competencia emocional
se refiere al grado de dominio de esas habilidades de modo que se reflejen en
el ámbito laboral.
El desarrollo de
habilidades inteligentemente emocionales le dan al individuo herramientas para
mejorar su desempeño, es el manejo inteligente de las emociones lo que
garantiza el éxito, ya que es lo que le va a facilitar la creatividad,
motivación y seguridad.
La misma
impresión biológica propia de cada emoción evidencia que cada una desempeña un
papel único en el repertorio emocional de cada persona. Las emociones son impulsos
para actuar, para enfrentarse a la vida y así cada emoción prepara al cuerpo
para diferentes tipos de respuesta.
- El
enojo, aumenta el flujo sanguíneo a las manos el cual hace más fácil el empuñar
un arma o golpear a un enemigo, también aumenta el ritmo cardiaco y la tasa de
hormonas que como la adrenalina, generan la cantidad de energía necesaria para
acometer acciones vigorosas.
- Miedo,
retira la sangre del rostro, lo que explica la palidez y sensación de quedarse
frio; fluye a la musculatura esquelética larga las cuales favorecen así la
huida. Al mismo tiempo, el cuerpo parece paralizarse, aunque sea solo un
instante para calibrar la respuesta más adecuada. Las conexiones nerviosas de
los centros emocionales del cerebro desencadenan también una respuesta hormonal
que pone al cuerpo en estado de alerta general, sumiéndolo en inquietud y
predisponiéndolo para la acción, mientras la atención se fija en la amenaza
inmediata con el fin de evaluar la respuesta más apropiada.
- Felicidad,
proporciona dentro de sus cambios biológicos un aumento de la actividad de un
centro cerebral que se encarga de inhibir los sentimientos negativos y de 15
aquietar los estados que generan preocupación, al mismo tiempo aumentan el
caudal de energía disponible. En este caso no hay un cambio físico especial
salvo, una sensación de tranquilidad que hace que el cuerpo se recupere más
rápidamente de la excitación biológica provocada por las emociones
perturbadoras. Esta condición proporciona al cuerpo un reposo, un entusiasmo y
una disponibilidad para afrontar cualquier tarea que se lleve a cabo y fomentar
también de este modo la consecución de una amplia variedad de objetivos.
- Amor,
los sentimientos de ternura y la satisfacción sexual activan el sistema
nervioso parasimpático y engloba un amplio conjunto de reacciones que implican
a todo el cuerpo y que dan lugar a un estado de calma y satisfacción que
favorece la convivencia.
- Sorpresa,
el levantar las cejas permite un mayor alcance visual y mayor iluminación en la
retina, lo cual proporciona más información sobre el acontecimiento inesperado,
facilita así el descubrimiento de lo que realmente ocurre y elaborar en
consecuencia el plan de acción más adecuado.
- Desagrado,
transmite el mensaje que algo resulta literal o metafóricamente repulsivo para
el gusto o para el olfato. La expresión facial de disgusto como el ladeado del
labio superior y fruncimiento de la nariz son un intento de cerrar las fosas
nasales para evitar el olor nauseabundo o para expulsar el amento tóxico.
- Tristeza,
su función consiste en ayudar a asimilar una pérdida irreparable. Provoca la
disminución de la energía y del entusiasmo por las actividades vitales
especialmente las diversiones y los placeres, cuanto más se acerca a la
depresión, más se enlentece el metabolismo corporal. Este encierro
introspectivo brinda así la oportunidad de sobrellevar una pérdida o una
esperanza frustrada, superar sus consecuencias y planificar el momento en que
la energía retorna un nuevo comienzo.
La mente
emocional y la mente racional son dos facultades relativamente independientes
pero se interrelacionan, en muchas ocasiones estas dos mentes están
exquisitamente coordinadas porque los sentimientos son esenciales para el
pensamiento y lo mismo ocurre a la inversa.
Los principios
de la inteligencia emocional son la recepción que se refiere a cualquier cosa
que incorporemos por cualquiera de nuestros sentidos, la retención corresponde
a la memoria que incluye la retentiva o capacidad de almacenar información y el
recuerdo, por tanto la capacidad de acceder a esa información almacenada, así
mismo el análisis es la función que incluye el reconocimiento de pautas y el
procesamiento de la información, la emisión incluye cualquier forma de
comunicación o acto creativo, incluso del pensamiento y el control es la
función requerida a la totalidad de las funciones mentales y físicas.